RELOJES
PULSERA Y CHIPS QUE SE IMPLANTAN BAJO
LA PIEL
Por
los secuestros, cada vez más estadounidenses
equipan a sus hijos con posicionadores
satelitales
Preocupados
por la reciente ola de desapariciones
y secuestros de chicos registrada en
varios estados norteamericanos, los
padres estadounidenses están comprando
masivamente dispositivos y contratando
servicios de localización personal para
sus hijos. Los equipos, que cotizan
a unos 400 dólares más el costo del
abono mensual, permiten ubicar a su
portador en cualquier parte del mundo
con un margen de error de 20 metros.
Con forma de reloj de pulsera, cajita
tipo “beeper” o gragea electrónica implantable,
los dispositivos de rastreo personal
que funcionan en base a la tecnología
de localización satelital, más conocida
como GPS, se están convirtiendo en un
“boom”, producto de la nueva necesidad
que, desde hace un tiempo, experimentan
a diario millones de padres norteamericanos.
El aparatito permite ubicar a su portador
en cualquier momento y, debido a la
ola de desapariciones y secuestros que
asola a los Estados Unidos, son pocos
los padres y madres que rechazarían
la posibilidad de saber a ciencia cierta
dónde están sus hijos.
Digital
Angel es una de las primeras empresas
que se lanzaron a conquistar el nuevo
mercado. Su dispositivo, que ofrece
localización instantánea con una precisión
de 20 metros, no es otra cosa que un
reloj pulsera que funciona asociado
a una caja que los chicos deben llevar
en la cintura. A un costo inicial de
399 dólares más un abono mensual de
otros 30, el aparato no sólo es capaz
de indicar la posición de su portador
sino, también, de prevenir a la central
de alerta si se aventura fuera de una
zona predefinida o si, por ejemplo,
cae al suelo y no se levanta en menos
de un minuto.
“Hemos
vendido unos 200 aparatos desde principios
de año”, se felicita Amro Albanna, presidente
de la división productos de Digital
Angel. La firma, que acaba de anunciar
la comercialización de un aparato miniaturizado
del tamaño de una pequeña caja de fósforos,
no da abasto con los pedidos: “Desde
la reciente ola de secuestros, hemos
recibido muchas llamadas”, dice Albanna.
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Lo que pasa es que, desde mediados de
julio, en los EE.UU. no transcurre un
solo día durante el que la prensa no informe
acerca de secuestros, desapariciones y/o
asesinatos de niños.
Hace
cuatro años, tras haber perdido a sus
dos sobrinos durante una visita al zoológico,
Timothy Neher se lanzó al negocio de los
localizadores. Hoy es el presidente de
la firma Wherify Wireless , que en septiembre
lanzará al mercado un nuevo GPS de muñeca.
Su mini receptor/emisor “Cosmic” viene
en varios colores, pesa 110 gramos y cuesta
us$ 400, a los que hay que sumarle el
abono mensual, que oscila entre los 25
y los 50 dólares. El aparatito, que es
irrompible y se activa automáticamente
si es quitado de la muñeca, tiene un “botón
de pánico” para ser oprimido en casos
de urgencia.
“Ya
nos lo solicitaron miles de personas.
Y es lógico: en semanas, podremos permitir
a los padres localizar a sus hijos en
minutos, por teléfono o a través de nuestro
sitio de Internet,” dijo Neher. Apenas
escuchó hablar de la existencia de estos
dispositivos, Alison Markinson, que vive
en Los Angeles, EE.UU., encargó uno para
Jade, su hija de tres años. “Me siento
más segura porque sé que puedo verificar
permanentemente dónde está. Además, si
algo llegara a suceder, no estaríamos
tan indefensos”, dijo. A la señora, el
equipo y el abono no le parecen caros:
“Mi hija es lo más valioso que tengo”,
aseguró.
Pero
los localizadores personales no son perfectos
y nadie puede negar que todavía tienen
algunos límites. La emisión y recepción
de señal se corta si su portador ingresa
en edificios de hormigón y la autonomía
de las baterías aún es escasa. Pero todos
los problemas tienen solución. De hecho,
la compañía Applied Digital Solutions
ya solucionó la cuestión de las baterías:
sus ejecutivos acaban de anunciar para
fin de año la puesta a punto de un chip
sin baterías que se coloca bajo la piel
y que, en caso de urgencias y gracias
a la misma tecnología GPS en base a la
que funcionan los localizadores de pulsera,
garantiza la ubicación instantánea de
quien lo lleva implantado.
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